Desde mi más tierna infancia mi mayor sueño fue jugar fútbol. No en un equipo de barrio ni con los amigos después el trabajo. Nada de eso: YO QUERIA SER FUTBOLISTA DE PROFESION.
Siempre anhelé ingresar a la cancha y sentir la ovación del público gritando los colores de mi escuadra. Tocar el pasto, entrar corriendo y hacer el signo de la cruz, alzar los brazos y quedarme ciego de tantos flashes que arrebatan en un milisegundo mi imagen para ser recuerdo de grandes y pequeños fanáticos. Presentir que el estadio se va a venir abajo de tanta pasión y alegría
Mi percepción del tiempo se dobla y recién comienzo. Parece que ayer di las primeras patadas a ese balón que me regaló mi padre cuando cumplí los seis años. Hoy que me doy cuenta de que el sacrificio -a veces- recompensa. Tanto esfuerzo y sudor, tanto entrenamiento y abandono. Vi salir el sol mientras entrenaba y presencié cómo se escondía mientras practicaba tiros libres. Me ejercité durante años. Renuncié a mis estudios tan sólo para lograr mi sueño.
Mi corazón está cubierto de incontables cicatrices por tantas desilusiones amorosas, nadie comprendió la pasión que sentía al ver rodar un balón por el pasto. Entrené de lunes a lunes, de sol a sol infatigablemente por mi sueño por más de una década. Nunca me di por vencido y ninguna de mis compañeras de amores aguantó ese ritmo frenético por hacer tangible mi deseo.
Después de tanto tiempo hoy vivo mi sueño. Hoy debuto y escucho el grito de ochenta mil gargantas unirse en un único pero estridente canto. Pero sé que este canto no es tan sólo para mí, es para el equipo, el equipo de mis amores.Veo las bengalas y en mi pecho retumba el compás del bombo dando el pulso a la fanfarria. Miles de papeles multicolores caen al césped y yo en él, posando para la foto que me convertirá en un inmortal. El himno nacional me hace llorar de júbilo y orgullo.
Nadie nunca me apoyó, todos me decía que me retirara, que estudiara, que el fútbol no era mi futuro. No tienes cuerpo, no tienes técnica, no sabes dar pases. Llevas diez años entrenando y aún no das con la red. Jamás has hecho un gol. No sabes driblear. No dominas el balón. Que esto y que lo otro.
Parece que todos tenían razón, menos yo. Nunca hice un gol ni pude eludir a un contrincante. Pero, aún así, hoy debuto: Sépanlo bien, mi nombre es Marcos Sánchez y soy la mascota del equipo.
Siempre anhelé ingresar a la cancha y sentir la ovación del público gritando los colores de mi escuadra. Tocar el pasto, entrar corriendo y hacer el signo de la cruz, alzar los brazos y quedarme ciego de tantos flashes que arrebatan en un milisegundo mi imagen para ser recuerdo de grandes y pequeños fanáticos. Presentir que el estadio se va a venir abajo de tanta pasión y alegría
Mi percepción del tiempo se dobla y recién comienzo. Parece que ayer di las primeras patadas a ese balón que me regaló mi padre cuando cumplí los seis años. Hoy que me doy cuenta de que el sacrificio -a veces- recompensa. Tanto esfuerzo y sudor, tanto entrenamiento y abandono. Vi salir el sol mientras entrenaba y presencié cómo se escondía mientras practicaba tiros libres. Me ejercité durante años. Renuncié a mis estudios tan sólo para lograr mi sueño.
Mi corazón está cubierto de incontables cicatrices por tantas desilusiones amorosas, nadie comprendió la pasión que sentía al ver rodar un balón por el pasto. Entrené de lunes a lunes, de sol a sol infatigablemente por mi sueño por más de una década. Nunca me di por vencido y ninguna de mis compañeras de amores aguantó ese ritmo frenético por hacer tangible mi deseo.
Después de tanto tiempo hoy vivo mi sueño. Hoy debuto y escucho el grito de ochenta mil gargantas unirse en un único pero estridente canto. Pero sé que este canto no es tan sólo para mí, es para el equipo, el equipo de mis amores.Veo las bengalas y en mi pecho retumba el compás del bombo dando el pulso a la fanfarria. Miles de papeles multicolores caen al césped y yo en él, posando para la foto que me convertirá en un inmortal. El himno nacional me hace llorar de júbilo y orgullo.
Nadie nunca me apoyó, todos me decía que me retirara, que estudiara, que el fútbol no era mi futuro. No tienes cuerpo, no tienes técnica, no sabes dar pases. Llevas diez años entrenando y aún no das con la red. Jamás has hecho un gol. No sabes driblear. No dominas el balón. Que esto y que lo otro.
Parece que todos tenían razón, menos yo. Nunca hice un gol ni pude eludir a un contrincante. Pero, aún así, hoy debuto: Sépanlo bien, mi nombre es Marcos Sánchez y soy la mascota del equipo.
Dedicado a mi y a todos los que alguna vez quisieron ser buenos pa’ la pelota y nunca lo lograron
7 comentarios:
Me siento plenamente identificado con el relato ¿qué niño no soñó con ser jugador profesional e ingresar al estadio sintiendo los vítores de los hinchas?
Yo soñé exactamente eso, de hecho estuve en dos equipos de barrio intentando ser el mejor líbero que Chile pudo conocer (era impasable y hasta salí en el diario local de Arica como "el pulguita"), pero no pude cumplir mis sueños por distintos motivos. Pero bueno, al menos el protagonista del relato pudo ser mascota, y yo ni eso... súper bueno el cuento. la cagó, no sé que más decir. Me emocioné xD.
yo también me emocioné...
aunque a mí me hizo sentir un poco...frustrada...si el protagonista se sintió así feliz, ya estuvo bien.
un beso, y nos seguimos leyendo
Mary :)
bueno como que me dio esa cosa de recordar que es lo que yo queria cuando pequeña cual era mi sueño...tube tantos sueños...algunos se desvanecieron y se volvieron irreales, otros se cumplieron, otros alrevez espero que nunca ocurran...y aun intento recordar cual era esa pequeña pasion que tenia cuando pequeña qye ahora me convierte en lo que soy
Cuando era niño (de eso ya bastante) meti un gol en la emblematica cancha de la estrella de Chile... me senti la raja, fue como eyacular!!!! Despues de eso no jugue mas futbol. Desidi retirarme en la gloria... jajajaja.
Suerte compadre y cuidese...
No he conocido el hombre futbolero que no haya soñado con anotar en el equipos de sus amores. Es realmente el sueño frustrado de muchos, es por eso que es casi inexplicable la celebración de un gol.
También es típico que con unos copetitos en cuerpo todos empecemos a contar nuestras historias de futbolistas, muchos al borde de cumplir nuestro anhelo que por esas cosas del destino se quedaron en el recuerdo.
Excelente relato.
Saludos compa
Herman
Querido Lafaln aún no te contesté! perdona amigo pero he estado mu rara estos días y como encima tenía que terminar el nuevo cap del Averno me perdí un poco!!
en nada te mando mail, ¿ok? dame un tiempito más que no creas que me olvidé de tí!
besosssss!!!
Gracias por la dedicatoria...
Saludos sangrientos
Blood
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